Los
primeros mitos asriobabilónicos se refieren a la Creación, al
Diluvio, a la diosa Istar y al héroe
Gilgamés.
El
origen de las cosas comprendía solamente el océano inicial y el mar
tumultuoso, de cuyas aguas confundidas brotó el primer lugar Mummu
y después una pareja de serpientes monstruosas que alumbraron a
Ansar o mundo celeste y a Kisar o mundo terrestre.
Nacieron de ambos, a su vez, las grandes divinidades (Anú, Bel, Ea).
Los Igigi, pobladores del cielo y los Anunaki,
habitantes de la tierra e infierno. El océano y el
mar iniciales (Apsu y Tiamat)vieron pronto turbada la paz por
la agitación de los dioses y decidieron aniquilarlos.
Tiamat
engendró monstruos terribles, pero Bel,
tras furioso combate consiguió matarlo y dividió el cuerpo en dos
partes, de la que una se convirtió en bóveda celeste y la otra en
el soporte de la tierra. A continuación Bel
separó la tierra del mar y creó la humanidad, cuyo primer
representante fue amasado con su propia sangre.
Los
grandes dioses decidieron un día destruir el mundo mediante un
diluvio. Pero Ea, apiadada de la
humanidad, avisó a Utanapishtim, y le
ordenó que construyese un navío para que se embarcase en él con
algunos hombres más. El castigo se desencadenó durante seis días y
seis noches y al alba de la séptima jornada se calmó el furor y
Utanapishtim descendió de la
embarcación, que había encallado en la cima del monte Nisir.
Istar,
divinidad del amor, tenía como amante a Tammuz, dios de la
Cosecha, la desaparición de éste le causó gran dolor y descendió
a los infiernos con objeto de liberarlo. Para ello franqueó las
puertas de los siete recintos infernales, se presentó desnuda ante
Ereshkigal, que regía estos lugares y fue sometida a
cautiverio. Liberada, volvió al mundo en compañía de Tammuz.
El
héroe Gilgamés mata, con la ayuda de Enkidu al
monstruo Humbab, guardián de los bosques de cedros del Amanus
y desdeña a Astarté, diosa del Amor.
Ésta,
para vengarse, causa la muerte de Enkidu y Gilgamés, enloquecido por
la desaparición de su amigo, se propone conquistar la inmortalidad.
Para ello descubre por medio de Utanapishtim el secreto de la
existencia de la planta de la juventud y va a buscarla al fondo del
océano. Una vez en posesión de ella, una serpiente se la roba al
volver de esta hazaña marina.
Gilgamés |
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Bibliografía:
-Enciclopedia Metódica (Larousse) [Tomo 3]